A. L.
Los reportes de las agencias de noticias fueron escuetos: "El escritor y sociólogo argentino Rodolfo Fogwill murió hoy (sábado, 21) en Buenos Aires a los 69 años, víctima de un enfisema pulmonar". La mayoría de las crónicas de su velatorio en la sala Augusto Cortázar de la Biblioteca Nacional, en Buenos Aires, también apelaron a los textos breves, sin vueltas retóricas. No se lo lloró mucho, sonó música clásica (la que a él le gustaba: Schubert y Beethoven) en la sala, eran los elementos centrales de estos textos.
Damián Ríos (escritor, novelista, poeta, entrerriano y amigo de Fogwill) declaró entonces al diario Clarín: "Quique -varios insisten con llamarlo así, aunque él quisiera imponer el `Fogwill` a secas como marca registrada- fue un motor constante de la literatura argentina. Operaba, llamaba y leía todos los días para mover nuevos autores, nuevos temas, nuevos enfoques y todo lo hacía desinteresadamente. Abrió el juego para que la nueva generación de escritores fuera más allá de Alan Pauls y Sergio Bizzio, por eso queda un vacío muy grande". Además, hay que decirlo, fue un provocador. Lo hizo en su escritura desde Muchacha punk, hasta Runa, Los archipiélagos, Cantos de marineros en las pampas, Últimos movimientos. También lo hizo en sus conferencias, como la que dio pocas semanas atrás en Montevideo, durante el Festival Eñe, en el Centro Cultural de España. No era apto para pacatos, ni formales. La rebeldía y las rupturas también fueron de la mano de las adicciones, el deterioro físico, lo que habitualmente se tacha de locura, el enfisema pulmonar que, al final, le costó la vida. Se murió como vivió, han dicho muchos. Pero la pérdida es importante, aunque su notable escritura y estilo, no parecen fáciles de enterrar. Tienen esa virtud de pegar directo en la sensibilidad, y a la vez dejar huellas con su manejo de la forma, los períodos narrativos, la elección de un lenguaje que cuenta y transforma la realidad.
Rodolfo Enrique Fogwill nació en Quilmes, Buenos Aires, el 15 de julio de 1941. Pasó por la sociología, fue hombre de empresa. En 1980, su cuento Muchacha punk recibió un premio que le permitió hacer de la escritura su razón y medio de vida, hasta convertirse en uno de los autores más importantes de las últimas generaciones en su país: "planteada una buena antología de treinta cuentos argentinos, que incluyera las mejores piezas, compilada por un imparcial juez de cuentos, libre de amiguismos y compromisos, allí, en el primer escalón, Fogwill estaría compartiendo espacio con Borges, con Artl, con Roberto Fontanarrosa", escribió el crítico y escritor Elvio Gandolfo, en el prólogo a Cuentos completos de Fogwill.
Fuent: http://www.elpais.com.uy/100824/pespec-510468/espectaculos/fogwill-la-escritura-que-no-se-apaga-con-la-muerte
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