“RECORRIDO DEL SINTOMA”
Puntuaciones sobre el síntoma en Freud
7ª clase
Síntoma, fantasma y satisfacción
“El
sentido de los síntomas”
(Texto desgradabado de
la clase “El sentido de los síntomas” a cargo de Mariela Salinas. 07 -06 -2012)
Psicoanálisis y Psiquiatría (Conferencia 16).
Los fenómenos neuróticos desde la
concepción psicoanalítica son tomados como fundamentales para la investigación y
en el ámbito psiquiátrico, en cambio, son tomados como conjeturas subjetivas y
poco comprometidos con la investigación de las neurosis. Freud al respecto
sostiene “oyen con tan poca atención lo que ellos tienen que decirles que se
han enajenado la posibilidad de extraer algo valioso de sus comunicaciones, y
por tanto de hacer en ellos observaciones en profundidad (Freud, 1917. p. 224)”.
En este momento Freud procura dar
cuenta de su labor investigativa, del importante descubrimiento del
Psicoanálisis, de los avances y reformulaciones. El cambio fundamental que habían experimentado
las concepciones de Freud hasta el momento de esta conferencia fue, tal vez, su
abandono de la noción de una causación puramente traumática de las neurosis y
su insistencia, en lugar de ello, en la importancia de las mociones pulsionales
innatas y en el gran papel desempeñado por las fantasías. (p. 225) que tuvo su
Teoría y hace frente a las críticas por parte de la ciencia.
Por lo tanto Freud sostiene que la acción
sintomática:
- No
es contingente.
- Posee
un motivo, un sentido y un propósito.
- Tiene
una trabazón anímica pesquisable.
- Anoticia
de un proceso anímico más importante, el que es ignorado por quien lo
realiza.
El síntoma:
- Se
impone y es importante.
- Conlleva
sufrimiento subjetivo.
- Amenaza
la convivencia familiar
Caso clínico:
Una dama de 53 años sufre de celos
por su marido a partir de la llegada de una carta anónima. Descubre que la
misma es enviada por la mucama para dañar a una empleada de la fábrica del
esposo. La mucama es despedida pero la empleada no, entonces cada que la señora
siente que nombran o la ve por la calle vuelve el ataque de desconfianza, dolor
y reproches. La pregunta que se realiza Freud es ¿qué es lo que hace un
psiquiatra frente a un caso clínico así? Responde que el psiquiatra intenta
primero caracterizar el síntoma mediante una propiedad esencial: argumentos
lógicos tomados de la realidad. Si se encuadran dentro de esos parámetros son
ideas delirantes, en este caso clínico, la señora padece delirio de celos. El
psiquiatra investigará si en la familia se presenta similares perturbaciones
psíquicas, buscando una etiología general.
Freud se pregunta si esto basta, el
psiquiatra se conforma con el diagnóstico, pero el psicoanálisis va más allá.
Señala que los pacientes provocan un paso más. Sostiene que en el caso de esta
dama el temor (o deseo) de la infidelidad del marido, está presente antes de la
existencia de la carta. En las sesiones había recordado un intenso enamoramiento por un hombre joven
(yerno), estos sentimientos serían algo monstruoso para la señora pero
permaneció inconsciente y mediante un mecanismo de desplazamiento se hace
patente en el marido, actuando el síntoma como aliviador de sus deseos hacia el
yerno. Es así que el síntoma tiene pleno sentido y buenos motivos para
mantenerse. Actúa como reacción frente a un proceso inconsciente.
El sentido de los síntomas (conferencia 17).
La manifestación de los fenómenos
neuróticos son dejados de lado por la ciencia, el Psicoanálisis toma este
desecho que no es nada más ni nada menos que el sujeto en cuanto a su
singularidad merece. Freud junto al aporte de otros investigadores (Breuer,
Janet, entre otros) se percata del sentido que tienen los síntomas y su
relación con las vivencias sexuales infantiles.
Neurosis Obsesiva
Es tratado como un asunto privado
por el paciente, que está circunscripto al pensamiento del sujeto, a diferencia
de la Histeria que se muestra a través del cuerpo (se torna más enigmática al
dar un salto de lo anímico a lo corporal).
Se siente invadido de pensamientos
irrelevantes, estas representaciones obsesivas disparatadas, se le imponen y
requieren de tal esfuerzo que se torna agotador para el paciente.
Si bien esos impulsos extraños
tienen un matiz infantil, su contenido provoca horror al enfermo, lo que lo
incita a defenderse por medio de prohibiciones, renuncias y restricciones de su
libertad.
Las acciones obsesivas son rituales
sobre actividades cotidianas, repeticiones fastidiosas que mortifican pero no
pueden ser omitidas.
No hay ningún logro al desestimar
esos pensamientos, ni al tratar de convencer al enfermo a que se distraiga con
otras cosas o a realizar algo más racional que esas ideas nimias. Pero el
enfermo aún teniendo en claro lo irracional de los pensamientos y acciones no
puede hacer otra cosa, solo puede desplazar, permutar, poner en lugar de una
idea estúpida otra de algún modo debilitada, desplaza la obsesión pero no puede
suprimirla.
La duda acapara todas las
actividades e ideas del enfermo, la indecisión corroe hasta el punto de
mantenerlo en la imposibilidad del acto por las constantes precauciones y
recaudos que hacen que la huida triunfe.
El neurótico obsesivo posee ciertas
características como lo son: testarudez, dotes intelectuales superiores a lo
normal, una elevación en el plano ético y moral, es correcto más de lo
habitual.
La Psiquiatría cataloga las acciones
obsesivas pero no hace mucho más. Al eliminar el síntoma, sea empleando psicofármacos
o una terapia para la reestructuración del pensamiento (TCC).
Casos clínicos
Una dama de 30 años que repetía las
siguientes acciones obsesivas: corría de una habitación a la otra y se detenía frente a una mesa y desde allí
solicitaba la presencia de la mucama a la que le daba alguna orden o no le
decía nada y volvía a la habitación primera. Se esclarece dicha acción ante la
pregunta ¿por qué hace eso? Moviliza la búsqueda del sentido y en una sesión
desliza que hace 10 años se había casado con un hombre mucho mayor que ella y
que en la noche de bodas resultó impotente. El hombre corría de una habitación
a la otra ansiosamente sin poder llevar a cabo la consumación del matrimonio y
en un momento dice: “es como para que uno tenga que avergonzarse frente a la
mucama, cuando haga la cama”. Al momento derrama un frasco de tinta en la
sábana, pero en un lugar poco apropiado para simular la mancha que debía
existir. Esta escena tenía intima relación con la acción obsesiva, la paciente
se identifica con su marido y sustituye la cama y la sábana por la mesa y el
mantel y actúa ante la mucama reivindicando al marido, dando pruebas de que la
mancha del mantel es evidente. El propósito del síntoma figura un deseo, como
cumpliendo la acción que anteriormente no fue realizada.
El segundo caso es de una joven de
19 años, hija única, a la que se le impone un ceremonial para ir a dormir, debe
asegurarse de no tener ningún reloj cerca, ni que ninguno de los floreros o
jarrones tengan la amenaza de romperse, estos reaseguros se justifican para
evitar el ruido y mantener el dormir. El ceremonial consta de acomodar de modo
especial las almohadas sin que toquen el respaldo de la cama y colocar el
edredón de un modo particular, a todas estas exigencias se le suma dejar la
puerta de la habitación abierta de modo que se comunique libremente con la
habitación de sus padres. Luego de un extenso trabajo interpretativo Freud se
sirve de las asociaciones que la paciente hace intentando desentrañar el
sentido de su síntoma, así como las fantasías que están en juego en el mismo.
La evitación de los relojes está en relación al latir del clítoris excitado,
los jarrones representan la virginidad de la muchacha la que teme perder, la
ubicación de las almohadas está en intima relación al comercio sexual de los
padres, al igual que el insomnio que padecía antes de acudir al consultorio de
Freud. Asimismo el ceremonial refleja los deseos sexuales así como también
actúa como defensa ante los mismos.
Comentarios respecto
de los Casos Clínicos
Dejan claro que los síntomas se
enlazan a la vida del enfermo, allí tiene que centrarse el analista “La tarea
que se nos plantea no es otra que esta: para una idea sin sentido y una acción
carente de fin, descubrir aquella situación del pasado en que la idea estaba
justificada y la acción respondía a un fin.”(Freud, S. p. 247), por lo tanto
son fenómenos interpretables. A partir de estos dos casos Freud vincula el
sentido con la satisfacción.
Si bien recalca la singularidad del
sentido que poseen los síntomas, tienen como núcleo una vivencia sexual que fue
reprimida. En los síntomas hay una satisfacción en juego. El síntoma es un
enigma que puede ser descifrado. Lacan sostiene que el sentido de los síntomas
es abordado a partir de la palabra, los significantes son el soporte para
conocer el sentido, se explica por el significante. Pero no pueden capturarlo,
huye, se escapa. Las palabras no bastan.
La estructura del sentido es la
fuga, se hace ver pero no se deja atrapar y con eso nos aproximamos a la
satisfacción pulsional que conlleva el síntoma. “La huida es lo real del
sentido. Es la manera en que experimentamos en el lenguaje lo imposible de la
relación con el sentido” (Miller, 2007, p. 368).
“La propiedad del sentido se hace
más evidente en el psicoanálisis porque esta curiosa operación de hacer hablar
confronta al sujeto con la relación del significante con el significado, con el
querer decir, y con el lograr decir lo que se quería decir, con la fuga-huida
del sentido.”(Miller, 2007, p. 375).
Nos plantea que la referencia
ineludible que tiene el sentido es el fantasma, que lo real del síntoma pasa
por el fantasma. “El fantasma como significación absoluta es el colmo del
sentido, pero a la vez está fuera del sentido –como una nada de sentido- , el
fantasma es lo que nos centra.” (Miller, 2007, p. 370).
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